Durante las dos últimas décadas del siglo XX, el mundo inició una transformación radical en el modelo de organizar la economía y en la velocidad de la innovación tecnológica, lo que generó un verdadero cambio de paradigma en la manera de hacer negocios; el crecimiento económico, la globalización y la tecnología se han convertido en el motor principal para que las nuevas ideas emprendedoras sean tendencia mundial en todos los aspectos.

 

El ánimo para crear nuevas empresas ha tenido un impacto tan fuerte que se ha visto la necesidad, tanto para entidades privadas como gubernamentales, de unirse para crear instituciones y programas específicos que se dediquen a brindar apoyo económico y asesorías en el proceso de creación e implementación de ideas de emprendimiento.


El emprendedor se ha caracterizado como un
verdadero estratega, capaz de abrirse caminos a sí mismo y, a su vez, a los demás, y como individuo competente para identificar oportunidades en
medio de la incertidumbre, puesto que posee una
variedad de aptitudes y actitudes para enfrentar nuevos retos y asumir riesgos. El emprendedor es quien está dispuesto a llegar a donde otros
no están listos a hacerlo; no descansa hasta
hacer realidad sus ideas, dado que por sus venas y su mente corren la innovación y la creatividad, es decir, una gran capacidad de imaginar, transformar y mejorar bienes y servicios para el bienestar de la sociedad.

 

Su combustible es la pasión por lo que hace, y demuestra que es posible lo que otros llaman imposible a través de la dedicación, el esfuerzo y el compromiso; su gran reto es pensar de modo diferente y sentir que siempre se puede intentar algo más.


Emprender no es una tarea fácil pero tampoco
imposible, es un proceso que hay que desarrollar sin lugar a dudas, con empeño y convicción, y que tiene un sinnúmero de aventuras por afrontar y riesgos por superar, desde que se enciende la imaginación hasta que se materializan los pensamientos e ideas.

 

Antonio Patrón Laviada