El Arrecife Alacranes muestra una sorprendente resistencia al aumento de la temperatura del mar, revela un estudio del Cinvestav Mérida.

Los arrecifes de coral son de los ecosistemas más extraordinarios del planeta, de los más complejos, fértiles y con mayor número de formas de vida. Pero por desgracia, son también de los más vulnerables.

El cambio climático los está matando. En todas partes se están blanqueando y extinguiendo, incapaces de soportar los estragos producidos por el constante calentamiento de las aguas. Un informe de la ONU confirma el declive: el 70% de los arrecifes coralinos de la Tierra está amenazado. De ellos, el 20% ya está destruido, el 24% corre riesgo inminente de colapso y otro 26% está en riesgo a largo plazo.

El apocalipsis del coral vuelve aún más relevante un estudio del Cinvestav-Mérida que encontró una asombrosa resistencia del Arrecife Alacranes a temperaturas muy superiores a las normales.

Esto resalta la importancia del arrecife yucateco como un potencial refugio ante los efectos del cambio climático, señalan el Dr. Jesús Ernesto Arias González y el Mtro. Aarón Israel Muñiz Castillo, del Laboratorio de Ecología de Ecosistemas de Arrecifes Coralinos del Cinvestav.

Joya invaluable

Alacranes conforma la estructura coralina más grande del Golfo de México y una de las más extensas de la Península. Es también uno de los arrecifes más estudiados de México, de los más conocidos y por tanto de los que han recibido más atención.

Quizás por su lejanía —está a 140 kilómetros de la costa de Progreso— se ha mantenido “fuera de la civilización” y ha logrado conservar sus características naturales y su alta biodiversidad, dice el Dr. Arias. No obstante, su creciente popularidad entre pescadores deportivos, buzos y turistas pone en riesgo su integridad.

Es un área importante de preservación de especies en peligro de extinción, endémicas y otras útiles para el hombre, motivo por el cual el 6 de junio de 1994 recibió la designación de Área Natural Protegida, bajo la categoría de Parque Nacional, lo que de alguna manera ha posibilitado un manejo dirigido, por una parte a la conservación del recurso natural, pero que también ofrece posibilidades de educación, esparcimiento y recreación para los visitantes.

El 26 de octubre de 2006 se añadió a la Red Mundial de Reservas de la Biosfera de la Unesco, una iniciativa científica intergubernamental que busca establecer una base para la mejora de las relaciones entre las personas y su ambiente.

El 2 de febrero de 2008 fue inscrito como parte contratante de la Convención de Ramsar, un tratado internacional que se negoció en la década de 1960 entre países y organizaciones no gubernamentales que busca la protección de ecosistemas de importancia mundial.

Este fascinante sistema contiene una amplia variedad de microhábitats y paisajes arrecifales: desde barreras coralinas de múltiples formas en su extensa laguna arrecifal, hasta una gran superficie de pastos marinos en la parte Este y un desarrollo de cordilleras de arrecifes coralinos en la Oeste.

Alacranes es un vivero en el que se crían y un hábitat en que se alimentan y reproducen numerosas variedades de animales marinos. Se han registrado alrededor de 200 especies de peces (dentro de las cuales están el mero, pargo, rubia y 24 tipos de tiburón), cuatro de tortugas en riesgo de extinción (carey, blanca, laúd y caguama), nueve mamíferos marinos (delfines, ballenas) y una enorme riqueza de moluscos (49 especies de bivalvos y 144 de gasterópodos).

Pero la “joya” de esa corona son sus 34 especies de coral, muchas de las cuales están bajo protección especial, como el cuerno de ciervo (Acropora cervicornis) y el cuerno de alce (Acropora palmata).

El Arrecife Alacranes tiene una larga historia de actividades humanas que datan de principios de la época colonial. Sus primeros antecedentes son cartográficos y se extienden de los siglos XVI al XIX, recuerda.

Debe su nombre a los peligros que encierra para los navegantes. No han sido pocos los barcos que han encallado en la compleja red de corales, bancos de arena y pequeñas islas que emergen discretamente del fondo del mar.

Ha sido escenario también de múltiples expediciones científicas que sin excepción lo han confirmado como uno de los ecosistemas de mayor biodiversidad de México.

Estrés térmico

En busca de generar información para un programa de restauración y manejo de sitios arrecifales impactados por fenómenos naturales y antrópicos, la investigación se abocó a medir el impacto del estrés térmico en el blanqueamiento de los corales de Alacranes, explica Arias. “Todos sabemos del calentamiento de la atmósfera, pero el fenómeno ocurre también en los mares, con un impacto devastador en los corales en escalas globales”.

Quimeras

Pese a que el blanqueamiento es una señal de muerte, “los corales a veces se ven bonitos cuando pierden el color, parecen de mármol o porcelana”, comenta el Mtro. Muñiz Castillo.

“Pero es el síntoma de un estrés fisiológico muy fuerte, como si a los humanos un golpe de calor nos provocara daños de gravedad en el organismo”.

Los corales son animales muy raros. Emparentados con las anémonas marinas y las medusas, por su aspecto parecen una mezcla entre una roca, un vegetal y un animal, dice. “Son una quimera de la naturaleza”.

En realidad son translúcidos. Sus espectaculares tonos de color provienen de los miles de millones de microalgas que albergan y con las que tienen una asociación muy fuerte: obtienen de ellas su alimento a cambio de ofrecerles una “casa”.

El blanqueamiento ocurre cuando el calor rompe esa simbiosis: las microalgas comienzan a reproducirse sin control y sueltan sustancias químicas que dañan a su anfitrión. El coral entonces las expulsa.

Un arrecife de coral es una concentración biológica de miles de corales y todos tienen sus simbiontes, interviene el Dr. Arias. Todos dependen de todos, es un proceso que se da en los ecosistemas altamente evolucionados: en vez de competir, se asocian, con lo que obtienen múltiples beneficios y son más eficientes.

El estudio

La investigación se realizó en 2015, de septiembre a noviembre, cuando el calor acumulado durante el verano alcanza su pico. El equipo monitoreó las comunidades del fondo marino para conocer su biodiversidad y realizó mediciones de la temperatura en lugares específicos para saber cómo se llevaron a cabo los procesos de blanqueamiento en la zona.

“Fueron muchas inmersiones, muchas horas de buceo en diferentes sitios. Tomamos fotos, medimos los corales, los examinamos visualmente. Hay que estar muy cerca, porque a veces el blanqueamiento no se identifica tan fácilmente”.

Se relacionaron diferentes factores, entre ellos la profundidad del mar, la diversidad y la vulnerabilidad de las especies de coral al incremento de la temperatura. Se analizaron los datos y se elaboraron los modelos estadísticos.

Los autores encontraron que a pesar de que 2015 fue el año más caliente en la zona desde 1985 —“fue una coincidencia afortunada que hiciéramos el estudio precisamente ese año”— los corales del Arrecife Alacranes no experimentaron una decoloración masiva.

Esa asombrosa resistencia al calentamiento podría deberse a su historia evolutiva adaptada al calor, observa Arias González.

También por ciertas características de Alacranes, continúa. Es un arrecife oceánico de plataforma rodeado de aguas más profundas, por lo que tiene patrones de viento y flujo de aguas muy específicos, que parecen atenuar los efectos del calentamiento. “Además está alejado del desarrollo humano y la contaminación que éste provoca”.

“Son varias las ventajas que han ayudado a que la respuesta de los corales al calor sea mejor que, por ejemplo, en Australia, algunas partes del Pacífico e incluso en el Caribe, donde el incremento de las temperaturas marinas ha provocado un blanqueamiento masivo”.

Sea cual sea la explicación, corales de otros sitios sometidos a temperaturas similares resultaron más afectados que los de Alacranes, “lo cual para nosotros es una estupenda noticia”.

Relevancia

Hace unas semanas se dio a conocer el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático, donde se advierte que de seguir las cosas como van, en 20 años habrá un aumento de temperatura de 1.5° C. “Ante esta situación, sistemas como el Arrecife Alacranes son relevantes como refugios para la biodiversidad”.

Los estudios demuestran la resistencia del arrecife yucateco al blanqueamiento por calor que está afectando a los corales de todo el planeta. La Gran Barrera Arrecifal de Australia, por ejemplo, está teniendo enormes problemas.

Alacranes podría convertirse en un lugar en el que las especies y las comunidades de arrecife logren sobrevivir hasta que llegue el momento en que puedan volver a extenderse. “Creo que una de las principales aportaciones de este estudio es precisamente ese: señalar que Alacranes puede funcionar como una fuente de material genético para las futuras generaciones”.

Otro resultado de la investigación contradice la idea de que la profundidad suele dar más protección a los corales, porque llegan menos la luz y el calor. En el caso del Arrecife Alacranes, ocurrió justamente lo contrario: los corales que estaban en paisajes más someros, más cercanos a la superficie, más expuestos al estrés por calor, mostraron ser más resistentes.

“Como pasa con los chicos de la calle, acostumbrados a condiciones más duras, y los niños bien, menos resistentes a las rudezas de la vida”.

Sin embargo, aunque Alacranes pueda soportar aguas más cálidas, sigue siendo vulnerable a otras actividades humanas, como la destrucción del hábitat y los desequilibrios ecológicos causados por la pesca excesiva y el turismo, advierte Arias. “Protegerlo y conservarlo es absolutamente necesario”.

Los resultados resaltan la importancia del Arrecife Alacranes como un potencial refugio ante eventos de estrés por calor y blanqueamiento de coral