La empresa Aras Investment Business Group, S.A.P.I. de C.V., acusada de defraudar a miles de personas en todo el país, incluyendo gente de Mérida, Cancún y Campeche, siguió para eso, desde su fundación en 2019, una variante del esquema llamado estafa financiera piramidal, advierten abogados que conocen este caso.
Los directivos de esa compañía lograron engañar a cientos de personas aplicando la estrategia de ofrecer altos rendimientos y pagarlos, pero solo a sus primeros clientes, dice Francisco Javier Ibarra López, abogado de un grupo de defraudados del estado de Chihuahua, entrevistado por teléfono.
“Éstos fueron los que después salieron a convencer a otros para invertir su dinero en Aras y lo hicieron sin que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores lo impidiera”.
Esta dependencia actuó en contra de la compañía apenas el 18 de noviembre, cuando ya el daño estaba hecho, afirma.
La pirámide se derrumbó en Mérida
Como hemos informado, miles de personas en el país y cientos en la península de Yucatán habrían sido estafadas por esa compañía, con sede en Chihuahua, que mediante engaños prometió pagarles altísimos intereses por invertir su capital en paquetes accionarios de esa empresa.
Cuando quisieron cobrar sus intereses, la empresa se negó a hacerlo, alegando “una crisis de liquidez derivada de la salida del 85% de sus socios”.
Les dijeron a sus clientes que para regresarles su capital debían firmar un convenio, según el cual durante seis meses no recibirían los intereses convenidos. Luego de ese plazo se restablecería la vigencia del contrato original con el monto de los intereses acordados.
A quienes se negaron a firmar y pidieron la devolución de su dinero, la empresa les respondió: si no te gusta, demanda, “lo que será muy difícil, porque Aras y sus socios no tienen muchos bienes a su nombre”, explica Ibarra López.
“Cuando estalló la bomba, todos querían sacar su dinero y la empresa ya no pudo mantener el esquema”.
¿Era fácil caer en la estafa piramidal llegada a Mérida?
“En estos casos, los únicos que ganan son quienes organizan la estructura financiera y los primeros que cobran. Los últimos en hacerlo, inevitablemente pierden todo su capital y los intereses falsos que les ofrecieron. Así pasa siempre con las estafas piramidales”.
Además de los altos intereses, en Mérida, los empleados de Aras, encabezados por Olga Susana Bastarrachea Delval, desplegaron un agresivo plan de mercadotecnia que incluía, en primer lugar, el alquiler de lujosas oficinas en un edificio del norte de la ciudad, “para dar confianza”.
A quienes preguntaban cómo la empresa podía pagar intereses del nueve por ciento al mes, los directivos respondían que el dinero que recogían en todo el país lo invertían en negocios de cuatro rubros: minas, adquisición de bienes raíces, “para tener beneficios a largo plazo”, turismo, compra-venta de automóviles y establecimientos médicos.
Desde su inicio de operaciones los dueños de Aras adoptaron una persistente campaña para posicionarla como “una empresa colocadora de capital seria y sólida”.
Con reconocimientos que “avalaban” su estafa
A principios de año lograron que el Centro Mexicano para la Filantropía y la Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial por México le entregara el distintivo Empresa Socialmente Responsable.
Todavía el 19 de octubre, pocos días antes del estallido de la crisis, Aras Business Group se alió con Grupo Expansión para organizar el foro “Visión Chihuahua”, que presentó como ponentes al expresidente Felipe Calderón Hinojosa y Enrique de la Madrid Cordero.
“Hasta entonces, para mucha gente”, dice Ibarra López, “parecía una empresa de inversiones muy exitosa a la que había que unirse a la primera oportunidad”.
¿Qué hizo la empresa con el dinero?
En los casi dos años de operación, Aras recibió cientos de millones de pesos de inversionistas, la mayoría medianos y pequeños, que según la propia empresa fueron colocados en varios rubros, entre ellos en la compra de bienes raíces en Chihuahua y en otras partes del país.
De acuerdo con Ibarra López, la empresa adquirió terrenos y edificios de uso comercial y habitacional, oficinas corporativas de lujo, viviendas en colonias populares, casas en campos de golf, etcétera.
Sus propiedades de extendieron a Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara y la Riviera Maya.
Asimismo, los socios de Aras abrieron decenas de sociedades anónimas, como Grupo P13 Holding Mining, concesionaria de los derechos de explotación, exploración, procesamiento y comercialización de la mina “La Morita”, en el estado de Chihuahua, productora de plata, plomo, zinc y barita y con vetas de oro.
“Solución”
El CEO de Aras, Armando Gutiérrez Rosas, declaró hace algunas semanas que con la explotación de la mina se resolverán los problemas de la compañía y, así, pagar a todos sus asociados.
“El problema es que esa mina no aparece en el Registro Público Minero y su operación está parada desde hace meses”, advierte Ibarra López.